El Templo del Pueblo




Jim Jones y el templo del pueblo
La historia detrás del suicidio colectivo más grande de la historia

   A lo largo de la historia han existido muchísimas sectas, cultos y religiones, casi todas profesando un bien común o una paz espiritual, no obstante, muchas veces estos grupos se salen del carril, tornándose  más y más extremistas, llegando al punto de volverse violentas y que en ocasiones han llegado a desencadenar auténticos genocidios, tales como el armenio o el ocurrido en Ruanda. Sin embargo, aun al día de hoy la religión, sea cual sea, es un tema sumamente sensible, pues cuando se trata con un fanático, nunca se sabe que pueda pasar, y menos si es un grupo.
Hay casos de casos, muchos creyentes pueden mantener un debate, e incluso dar razón a la ciencia, además de cuestionar ciertos detalles bíblicos. Lamentablemente, por otra parte tenemos a los fanáticos radicales, quienes en su afán de tener la razón, amén de conocer “la verdad absoluta”, pueden llegar a cualquier extremo por defender en lo que creen. Aplicando en su mas puro sentido la expresión de Nicolás Maquiavelo que versaba: “El fin justifica los medios”. Es aquí donde nace un punto de inflexión, pues, una cosa es que las personas hagan lo que sea por la creencia en algo o alguien. Pero otra totalmente diferente, es que la gente tenga una fe tan ciega por su líder que no vacilen en morir si este se los ordenase, aceptando lavar sus cerebros de un modo tan radical a cambio de nada. Pues, un fanatismo radical puede cegar a niveles impensables.




   Esto ocurrió hace cuarenta años en Guyana, específicamente en la ciudad de Georgestown, y esta registrado como el mayor suicidio colectivo en la historia. Aunque bien, también es considerado por muchos como un asesinato en masa, pues una gran cantidad de personas fueron obligadas a morir. El punto es, que homicidio o no, el saldo fatal de la tragedia fue de 918 difuntos. ¿Por qué ocurrió esto? Fácil, porque el pastor Jim Jones, fundador del campamento llamado Jonestown lo ordenó. Pero ¿Quién fue Jim Jones y porqué ordenó esos suicidios? Ese será nuestro tema del día de hoy.


   James Warren Jones, más conocido por el nombre de Jim Jones, Nació en Indiana Estados Unidos, el 13 de mayo del año de 1931. Proveniente de una familia con ascendencia galesa y escocesa, Jones no se llevaba muy bien con su padre, pues lo describía como un racista radical y como una persona despreciables, además de enterarse años después que este era miembro del Ku Klux Klan, sumado a esto, también era un alcohólico total, producto de su participación en la I guerra mundial. Por otro lado su madre tampoco fue muy normal o querida en el pueblo. La mujer era fumadora compulsiva, y era duramente criticada por su vestimenta (Usaba pantalones y para la época tan machista en que estaba, eso era inaudito), además de siempre contarle a su hijo historias para dormir, en donde afirmaba que en su vida pasada fue una especie de mochilera, además de siempre decir como les cortaba la cabeza a las demás personas en esa otra vida.


Joven Jim Jones

La adolescencia de Jim Jones fue un poco agitada, de donde venia, las personas tenían unos fuertes fanatismos religiosos, ese sector incluso era llamado el Cinturón de la biblia. Fue allí donde a la edad de 12 años, el joven comenzaría a predicar, tal como lo haría hasta su mayoría de edad, a los 18 años se casó con una enfermera llamada Madeleine Baldwin, quien también pertenecía a una iglesia metodista de la zona. Ya graduado de la universidad y con 20 años de edad, Jim Jones se unió al partido comunista de Estados Unidos tomando ideales que serian relevantes para más adelante en su vida.
Sus prédicas a lo largo de los años le permitió ganar un buen número de adeptos, por lo que en el año de 1952 fundaría su propia iglesia, llamada El templo del Pueblo. Sus ceremonias no serian tan notorias, sino hasta tres años mas tarde cuando con un discurso que podría considerarse hasta adelantado a su tiempo, comenzó a hablar en contra del racismo, además de tratar de igual manera a los negros y a los blancos. Algo curioso es que en sus cultos mezclaba el comunismo con el cristianismo, pues daba mensajes bíblicos, pero no ocultaba tampoco su afinidad por el autoritarismo, además de exigir lealtad ciega en él.






Jim Jones junto a su esposa.

   Ya entrada la década de 1960, su fama iba en ascenso, cada vez tenía más seguidores. Así que comenzó a fomentar campañas contra las drogas, proveer refugio a personas sin hogar y ser un arduo activista en la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, gracias a ello incluso fue reconocido con el premio Martin Luther King. Sin embargo, la cacería anticomunista de aquellos años le hizo alejarse del partido Comunista en donde había militado, pero seguía inculcando el marxismo a la par del cristianismo.
Ya para 1965  Jones, comenzaría a recibir fuertes criticas de otras vertientes religiosas de Indiana, el hombre, respondió a esas criticas llevando su culto a otro nivel; empezó a negar la biblia y se autodenominó como una nueva encarnación de Jesucristo en la tierra. De esta manera ordenó a 140 personas a trasladarse con él a la localidad de Ukiah, en California. En dicho lugar estableció su primer campamento, amoldándolo a su gusto, la comunidad funcionaba como una sociedad agraria, en donde Jim Jones era líder absoluto de todo. Los partos debían efectuarse dentro del templo, nadie podía salir y las personas progresivamente eran forzadas a cortar cualquier contacto con su familia o con el mundo exterior. Por estas fechas el pastor y su esposa tuvieron a su único hijo natural, pues, adoptaron a otros seis de distintas razas y etnias y pasaron a conocerse como “La familia arcoíris”.




Jones recibiendo el premio
Martin Luther King

Familia Arcoíris

   Dentro del campamento las personas trabajaban la siembra, mientras se les inculcaba la idea de un paraíso socialista. Asimismo los niños recibían una especie de educación primaria en la que Jim Jones omitía a personajes históricos y las hazañas que estos realizaron, y se colocaba a sí mismo en ellas. Pasando de una forma meteórica, de ser un simple pastor a un nuevo Jesucristo.


Capitulo de Los Simpsons en donde se parodió
Jonestown

   En su afán mesiánico, Jones comenzó a tocar temas relacionados con el sexo, pues consideraba que las mujeres debían tener sexo con él, para recibir parte de la gracia de Dios. Incluso existe mas de un rumor que aseguraba, que sus secretarias tenían carpetas repletas de citas de mujeres para complacer al pastor. Ya para estas fechas la congregación de Jones, pisaba alrededor de los 3000 feligreses, casi todos de raza negra,  y  que seguía aumentando. El pastor era conocido por enviar personas a las comunidades más pobres y olvidadas prometiéndoles vivienda, comida y todo lo que necesitasen. Este tipo de personas eran las favoritas por Jones, dado que eran mas fáciles de manejar. 

Durante estos años sus ceremonias comenzaron a realizar jornadas de sanación y de milagros (Ceremonias que investigaba la iglesia y más adelante el mismo gobierno de los Estados Unidos, y donde se descubrió que muchos milagros fueron pagados), con el fin de ganar más adeptos. Sin embargo, había quienes trataban de retirarse del campamento, pues su personalidad se iba tornando más y más excéntrica, estas personas comenzaron a ser tildadas de traidores.
Sus acciones comenzaban a ser comparables con cualquier dictador, (pues ya comenzaban a salir rumores de golpizas a miembros del templo) y pasaron rápidamente a oídos de la prensa, quienes comenzaron a denunciar los hechos irregulares ocurridos dentro de la congregación. A pesar del apoyo por políticos de la talla de Harvey Milk, la reputación del templo del pueblo había decaído mucho.


Fue así como en 1974 Jim Jones decidió pedir un mega préstamo y comprar aproximadamente unas 10.000 hectáreas de tierra en Guyana. ¿Las razones? Simple, hablaban ingles, se habían declarado como una república cooperativa y tenia pensamientos afines al socialismo, además de estar muy alejada de todo. Ya en 1977 Jim Jones junto con buena parte de sus seguidores se dirigieron al país sudamericano, fundando el pueblo de Jonestown (Pueblo de Jones, por su traducción al español), prometiéndoles nada más y nada menos que un paraíso socialista. A las pocas semanas de fundar el pueblo, ya se contaba con aproximadamente 900 personas; la mayoría estadounidenses y muchos otros de Guyana. El único requisito para ingresar a la comunidad, donar todas las pertenencias al pastor y desprenderse de todo bien material.


Entrada de Jonestown

Una vez lejos de Todo, Jim Jones podría dar rienda suelta a su magnánima locura. Nadie, podía salir del campamento, quienes quisieran desertar serian golpeados, y sin nada de autoridad cerca, Jones era el líder supremo del lugar. A pesar de su dominio absoluto, se fue volviendo paranoico; censuraba todo los noticiarios, así como cualquier tema relacionado con Estados Unidos, declaró más de una ocasión que la CIA estaba tras ellos y que representaban ni mas ni menos que al anticristo. Su locura y apego al poder fue tal, que creó su propio ejercito, quien tratase de salir, desobedeciera al líder, pensara o dijera algo que no simpatizara a Jim Jones, seria dado de baja. La vigilancia era tal, que había guardias custodiando la entrada del campamento así como sus zonas cercanas, día y noche.



Jonestown desde el cielo

   Por estas fechas Jim Jones comenzó a realizar las denominadas noches blancas, estas consistían en que él convidaba a sus seguidores a beber un supuesto veneno, incitando al suicidio, esto con  la finalidad de ver quienes eran sus seguidores más fieles, capaces de ir con él hasta la muerte. Quienes se negaron en primera instancia fueron rápidamente tildados de traidores y ratas, además de ser sometidos a humillaciones dentro del culto. Estas ceremonias se irían haciendo mas frecuente en los meses siguientes. A raíz de estas locuras muchas personas comenzaron a buscar una manera de abandonar la congregación, pero como ya se ha dicho, conseguían una paliza o una muerte segura.
Durante varias noches blancas, Jones había llegado a declarar: “Ustedes tienen cuatro opciones”.
1) Huir a la Unión Soviética.
2) Morir en un suicidio revolucionario.
3) Quedarse en Jonestown para luchar.
4) Huir a la selva.


Jim Jones en 1976

Pero al igual que años atrás, las denuncias de torturas, explotación, maltrato infantil, violaciones y demás, llegaron a los oídos del gobierno norteamericano, que por medio del congresista Leo Ryan decidió tomar cartas en el asunto. Se supo que en Jonestown las personas (incluyendo a los niños) eran obligadas a vivir al peor estilo feudal, trabajando en labores agrícolas 12 horas al día, todos los días; no podían comer nada más que arroz con guisantes, y gracias a que no tenían acceso a ningún centro de salud, todos Vivían enfermos con diarrea y fiebres muy altas. Mientras que Jones, por su parte, estaba todo el día en su choza, drogándose y comiendo alimentos refrigerados y  carne, de los animales que se criaban en el campamento.
Los niños eran separados de sus padres, viéndolos ocasionalmente en las noches y debían dirigirse a Jones como “papá”, Y si no se comportaban, serian fuertemente castigados.
Los adultos por otra parte también debían dirigirse a él diciéndole "Padre"




Leo Ryan

   Una vez conocidas las intenciones que tenia el congresista de ir al campamento, el pastor ordenó a todo el mundo a actuar como si estuvieran en la más absoluta prosperidad y felicidad. Pero reforzando su tono fatalista en su discurso, alegando que la CIA y los Estados Unidos irían contra el campamento.
De este modo, el 17 de noviembre de 1978 el congresista que llegó acompañado de algunos periodistas, observando la aparente paz del lugar, asistió a un culto y se le realizo una cena. a pesar de ello, la mañana siguiente varias personas a escondidas de Jones, le manifestaron su descontento con el líder, ademas de confesar que fueron obligadas a fingir esa armonía, pidiendo así ayuda a Leo Ryan. Éste tramó así una carta bajo la manga; antes de marcharse invitó a cualquiera que se quisiera ir a Estados Unidos con él aprovechara la ocasión, pocos miembros aceptaron la mas que apetecible propuesta y salieron con la comitiva del diplomático. Ese fue el principio del fin.
En la pista de vuelo, habían dos avionetas esperando a partir de la ciudad, un primer grupo de desertores abordó la primera avioneta y lograron volver a los Estados Unidos. Por su parte, el grupo donde estaban el congresista, los periodistas y otro pequeño grupo desertores fue acribillado justo antes de abordar la avioneta. Ya que varios de los matones de Jones fingieron querer irse de la selva, amén de la camioneta que Jones mandó con la supuesta finalidad escoltarlos hasta la pista de vuelo.





Avioneta donde se iría el congresista
(en el suelo se observan los cadáveres)

   Jim Jones comenzó a tildar nuevamente a quienes se fueron de traidores y organizó un “culto de emergencia” que no fue mas que otra noche blanca, pero con la diferencia de que esta si iba en serio. No podía permitir que nadie se fuera y revelara lo que realmente pasaba en Jonestown, y ahora con el congresista muerto, era cuestión de tiempo para que el gobierno norteamericano llegara al sitio.
En esa ceremonia Jim Jones pidió a sus seguidores que se suicidaran junto a él, definiendo el momento de la siguiente manera:
«la muerte solo es el tránsito a otro nivel
 “No estamos cometiendo suicidio, estamos haciendo un acto revolucionario”


Jim Jones el día de su muerte

   De este modo las secretarias y enfermeras de Jones comenzaron a servir un cóctel que consistía en jugo de uvas, cianuro y valiúm, este último para aplacar el dolor provocado por el cianuro. Los primeros en morir fueron los niños; un total de 276 fueron obligados a tomar el veneno o eran inyectados a la fuerza, sin embargo, el cianuro actuaba primero, por lo que los jovencitos tuvieron una muerte más que dolorosa y agonizante. Luego seguían los ancianos y por ultimo los feligreses más devotos. Quienes se negaban a suicidarse, eran humillados por los fanáticos, ajusticiados u obligados a beber la “Poción” tal como la llamaba el pastor.
Finalmente Jim Jones murió, pero no por tomar la poción, el hombre no sufrió ese calvario, su cuerpo fue encontrado con un disparo de escopeta en la frente, no se sabe si fue él mismo quien accionó el arma o alguien más.



Vista aérea de Jonestown tras el suicidio




   De la masacre salieron vivas muy pocas personas, la gran mayoría haciéndose los muertos. Uno de los casos mas conocidos de los sobrevivientes, es el de tres hermanos que vieron morir a su madre en la pista donde estaba la avioneta del congresista, los jóvenes huyeron a la selva y fueron encontrados tres días después. Tres de los hijos de Jim Jones tambien sobrevivieron. Los animales corrieron la misma suerte que las personas, Jones mandó a matar a todos los animales que hubiese en el campamento, solo sobrevivió un perro que se escondio.
Las sesiones en donde Jim Jones incita a sus seguidores a morir, fueron grabadas en audio por él mismo, y se pueden buscar por internet, al igual que mucho contenido relacionado. En ellas se puede oír fácilmente el llanto de los niños envenenados mientras sufren. Jones, sin embargo, tiene el cinismo de afirmar que los niños no lloran de dolor, sino por lo agrio del jugo.
El día 19 de Noviembre, llegaron los soldados del ejercito estadounidense, encontrándose con las dantescas escenas de las pilas de cadáveres. La mayoría de los cuerpos fueron encontrado boca abajo y finalmente repatriados a los Estados Unidos, mientras que el resto fueron enterrados en Guyana. Esta labor duro varios días.  


Han pasado 40 años de ese nefasto acontecimiento, nadie ha si quiera repoblado las cercanías de donde alguna vez estuvo Jonestown,  La naturaleza obviamente reclamo lo que es suyo. Una ultima reflexión de este caso: Las personas son libres de creer y seguir lo que mejor les parezca, pero nunca permitirse una ceguera, espiritual, mental, ni mucho menos moral. Las religiones pueden ayudar grandemente, pues la fe es para muchos algo innegable, pero no olvidemos que pueden ser realmente peligrosas, así como el fanatismo ciego en aspectos políticos y demás.
Cada quien es libre de interpretar lo que quiera, pero jamás se debe tener fe indiscutida en un hombre de carne y hueso como este caso. Y esas 918 victimas, son el mejor ejemplo de ello.

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