Realidad y ficción; Personas y casos que han inspirado en películas de terror
"Dígame, cuando me hayan decapitado ¿podré oír siquiera
un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello? Sería el mayor
placer, para terminar todos mis placeres"
Casos reales que inspiraron personajes o películas de terror
A lo largo de nuestras
vidas, todos debemos de haber escuchado dos cosas, la primera es que el cine o
la televisión puede influir para bien o para mal en determinados sectores de la
sociedad, y es bien sabido que en algunas ocasiones ha sido así. Personas que
han acusado a uno o varios filmes de promover o incentivar ataques violentos en
determinados lugares, tal como ocurrió con la ola de crímenes de Londres en
1972 cuando salió La Naranja Mecánica. Personas que intenten hacer una locura
tal como pasó en USA cuando dos tipos mataron a otros ciudadanos
norteamericanos creyendo que de verdad estábamos en la Matrix, las varias
ocasiones en que niños se han lanzado al vacío tratando de emular a los
superhéroes que ven por la TV, o bien, promover una propaganda antibélica,
estrategia que sigue funcionando muy
bien al día de hoy.
La segunda cosa es que “La realidad siempre supera la ficción”, y esta frase es particularmente cierta, además de tener un gran peso en la vida. Y es qué, es bien sabido que la gran mayoría de películas, historias literarias y demás obras, suelen tener algo prestado del mundo en que vivimos. No hay fantasía sin una realidad previa, ese concepto a veces parece perderse de las personas, olvidando que muchos personajes, bien sean de caricaturas, bien sean de series o del cine casi siempre están inspirados en algún personaje real. Tal fue el caso del conejo Buggs Bunny, el cual fue basado en las personalidades del comediante Groucho Marx y del actor Clark Gable, aunque este fue por su película “Sucedió una noche”, o como fue también el caso de la familia de Matt Groening la cual fue su mayor inspiración para crear a Los Simpsons.
Clark Gable y Buggs Bunny
De esta manera queda
claro que la vida real es la mayor fuente de inspiración para las cosas que
vemos, leemos o amamos, pero también están las personalidades de índole obscura
con tintes siniestros, situaciones macabras y tétricas que también han sido
plasmadas en obras literarias o directamente llevadas al séptimo arte con la
finalidad de asustarte, quitarte el sueño o sencillamente perturbarte. Logrando
algunas a tener un éxito, tan legendario, tan mítico, que aún al día de hoy
siguen siendo alabadas por críticos y fanáticos, ya sea por la calidad del
montaje, de la historia o por la entrega de los actores para lograr una
performance perfecta, o bien, producir unos buenos gritos en su momento.
Prepárate pues, querido
lector, porque hoy en El Cuarto Oculto te daremos a conocer la historia real de
algunas de las películas o personajes que han logrado causar un impacto en el
séptimo arte, demostrándonos que definitivamente la vida real es un lugar mucho
muy interesante y que nunca sabremos con que nos podrá sorprender esta vez.
Caso de Robbie Mannheim o Roland Doe
para El Exorcista
para El Exorcista
En 1973, de la mano de
William Friedkin, llegó a los cines la película de terror paranormal más
icónica de su género y tal vez una de las que mayor impacto ha causado en la
audiencia de las que se tenga registro. Y no es para menos; gente que salía
vomitando de los cines, el despliegue casi obligatorio de personal médico para
atender desmayos y ataques cardiacos que ocurrían en muchas de las salas donde
el filme era proyectado y que a su vez lograron causar un mayor morbo para que
los demás fueran a verla. ¿Y Quién no se ha espantado o cuándo menos asustado
de niño al ver el rostro verde de Regan McNeill? O ¿Quién no tuvo pesadillas al
verla girar la cabeza a 180 grados o en la escena donde baja las escaleras de
espalda?
El filme representó un
éxito rotundo de taquilla, crítica y una aceptación del público que la situaron
como un clásico indiscutido del cine mundial. La cinta recibió diez
nominaciones a los premios Oscar en las categorías más importantes, de las
cuales solamente logró ganar las categorías de Mejor Sonido y mejor guion
adaptado, recibiendo este galardón William Peter Blatty, quien fue también el autor
del libro que da nombre a la película. Pero lo que realmente cuela a El
Exorcista en este top no es la llamada “Maldición
del exorcista”, ni los extraños sucesos que acontecieron durante el rodaje,
los cuales han sido publicados hasta el hartazgo por TV e internet. Sino la
historia que no todo el mundo conoce de un joven de trece años que fue poseído
entre los años 1948 y 1949, la cual inspiró al autor de hacer su novela
maestra.
William Peter Blatty con su Oscar
Ocurrió en la ciudad de
Washington y se conoce como “El
exorcismo de Mannheim” “El Exorcismo de Robbie” o “El exorcismo de Roland Doe”, Nombres
que el Vaticano dio al muchacho para proteger su identidad. Todo comenzó en 1948, pocas semanas después de que la tía
favorita del jovencito de trece años falleciera. La mujer era una fanática
confesa del espiritismo, así como una amante de jugar la ouija, tanto así era
el gusto por esos tableros que poco a poco comenzó a transmitirle esa afición a
Robbie, con quien se ponía a jugar de vez en cuando. Tras el fallecimiento de
la mujer, el muchacho cometió el terrible error de usar el tablero ouija para
contactarse con su tía muerta, abriendo una puerta que no pudo cerrar. Después
de varias sesiones, Robbie empezó a sentir arañazos persistentes en las paredes
y sótano de la casa, sonidos que pronto también escucharían sus familiares, sin
embargo, estos no percibían esos arañazos como algo extraño, sino que pensaban
que se trataban de ratas viviendo en la casa, por lo que resolvieron contratar
a un exterminador de plagas.
Para sorpresa de todos, el exterminador dijo a la familia que no había ni un solo animal en el hogar, por lo que los sonidos que escuchaban a diario no deberían ocurrir. Una vez que el hombre se marchó, los fenómenos no hicieron otra cosa más que empeorar; cuadros que se movían solos, arañazos más fuertes y frecuentes, gavetas que salían volando, y como cereza del pastel, la cama de Robbie se sacudía violentamente por las noches. Pronto un poderoso hedor a eses comenzó a impregnar la casa a toda hora.
Para sorpresa de todos, el exterminador dijo a la familia que no había ni un solo animal en el hogar, por lo que los sonidos que escuchaban a diario no deberían ocurrir. Una vez que el hombre se marchó, los fenómenos no hicieron otra cosa más que empeorar; cuadros que se movían solos, arañazos más fuertes y frecuentes, gavetas que salían volando, y como cereza del pastel, la cama de Robbie se sacudía violentamente por las noches. Pronto un poderoso hedor a eses comenzó a impregnar la casa a toda hora.
Pronto el comportamiento
del muchacho comenzó a hacerse más errante, confuso y violento, además de que
se veían sombras y presencias extrañas en la casa. La familia, desesperada
decidió acudir a un padre luterano para que realizara un exorcismo, puesto que
presentían que su hijo estaba poseído, era la única explicación lógica que
encontraban. El cura al ver la situación del joven, amén de ver la gravedad de
la situación optó por recomendar a la familia que mejor buscara a sacerdotes
católicos, pues él no era capaz de llevar a cabo el exorcismo. Incluso se supo
que un sacerdote católico de nombre Albert Hughes llegó a la casa y fue recibido
por el joven quien le gritaba en latín “Oh sacerdos Christi tu scis me ese
diabolum”, lo cual significa “Oh sacerdote de Cristo, tú sabes que yo soy el
Diablo.
Pronto el caso fue
tratado como una posesión y el arzobispado de Washigton aprobó la realización
de un exorcismo. Sin embargo, pese a tener la aprobación de los obispos, se
debían realizar primero una serie de exámenes físicos, mentales y psiquiátricos
al jovencito que ya para ese tiempo cumplió los catorce años. Este fue
internado en el Hospital Universitario de Washington, institución manejada en
su mayoría por sacerdotes Jesuitas, su reclusión duró una semana, tras ese
periodo dentro del hospital, el muchacho presentó una conducta aún más
agresiva, llegando incluso a morder a un sacerdote que necesitó varios puntos
de sutura, el registro de este ataque quedó registrado en el mismo. También se
llegó a decir que en el cuerpo de Robbie aparecieron rasguños, palabras
blasfemas que parecían proyectarse en su piel y la ya mencionada facilidad para
hablar en lenguas.
Después de atacar al
sacerdote que mordió Robbie fue expulsado del hospital y para que el exorcismo
avanzara, debió ser bautizado, tarea que no resultó fácil, pues debió ser
sujetado por varias personas durante la ceremonia. La familia decidió
trasladarse a San Luis, lugar donde los fenómenos resurgieron con fuerza. Ya
para estas alturas, el padre William Bowdern, se hizo cargo del muchacho,
alegando que era él quien podía expulsar al demonio del cuerpo del niño. Este
fue autorizado por la iglesia para hacer el exorcismo, siempre y cuando llevara
a la iglesia, una crónica detallada del caso, no revelara la identidad real del
joven, ni la ubicación exacta de donde se efectuaban los rituales. Finalmente
después de más de 30 sesiones de exorcismos realizados a lo largo de seis
semanas, Robbie fue liberado de sus cadenas y viviendo en el anonimato desde
entonces.
El caso fue publicado
por el respetado medio The Washigton Post a finales de 1950, cuando Blatty
estudiaba en la universidad, quedando tan emocionado por el caso que investigó
todo lo referente al mismo y he aquí su inspiración para la realización de su
novela, la cual recomiendo gratamente.
Número
6
Joe Ball para Eaten Alive
Joe Ball para Eaten Alive
En el puesto número
seis, nos encontramos tal vez con uno de los personajes más sádicos, a la vez
que desconocidos, pues aunque para muchos se convirtió en una especie de
leyenda urbana, y parte del folclor de Texas, la verdad es que Joe Ball si existió y sirvió como inspiración para que el
cineasta Tobe Hooper realizara en 1977 la cinta llamada Eaten Alive. La trama del
filme consistía en lo siguiente; Un campesino loco que vivía solo en su casa y
que tenía como mascota no a un perro o un gato, sino un gigantesco cocodrilo, animal al que el
antagonista del film alimentaba con las sobras de toda aquella persona que
osara atravesarse en su camino.
Tobbe Hooper, director de la película
La historia real del
caso, no es muy distinta, pero sí que la supera en crudeza. Joe Ball nació el 7
de enero de 1896 en Estados Unidos, casi no se tiene información de su vida,
salvo que participó en la Primera Guerra Mundial, y que una vez finalizó el
conflicto bélico, este se dedicó al negocio del licor en plena época de la Ley
Seca en Estados Unidos, cuando fue derogada la prohibición, Ball decidió abrir
su propia taberna, llamada Sociable Inn en Elmendorf, Texas. En la misma,
construyó un lago artificial donde se dedicaba a criar a sus cinco caimanes,
ese hobby le valió el apodo de “El
hombre Caimán”, allí Joe Ball, acostumbraba invitar a personas de la
localidad para que viera a sus mascotas alimentarse, los platillos constaban
principalmente en lanzarles perros y gatos vivos.
El sadismo del hombre
caimán no quedó ahí, sino que pronto optó por matar personas, sus victimas
predilectas, mujeres jóvenes, a las que descuartizaba y daba de cenar a sus
caimanes con el fin de desaparecer evidencia. La primera acusación que se
fomentó sobre el hombre fue en 1937 cuando desapareció una mujer de la zona y
más adelante, otras mujeres, empleadas por Joe para atender la taberna también
comenzaron a desaparecer, incluyendo a dos de sus esposas. Ese mismo año se
denunció acerca de la repentina desaparición de una muchacha de 22 años que
trabajó en el establecimiento, llamada Minnie Gotthardt, el hombre zafó de la
acusación alegando que la muchacha se fue a trabajar a otro lugar, la policía
le cree y se marchan. Luego se reportó sobre otra empleada desaparecida, esta
vez se trataba de Julia Turner, incluso esta vez se logró encontrar ropa de la
muchacha, pero Joe Ball recurrió a su excusa anterior, con la adición de que la
chica se fue tan a prisa que dejó su ropa, salvando su pellejo de nuevo.
Única imagen existente de Joe Ball (Al menos hasta donde sé)
Para esas fechas un
vecino había comentado sentir un olor apestoso proveniente del estanque de los
caimanes y como pudo se acercó al lago a ver que pasaba, viendo flotar lo que
parecía ser un pedazo de carne, sin embargo, Joe Ball lo descubrió y con
pistola en mano amenazó al hombre diciéndole que no se metiera en lo que no le
importaba y que se fuera sino quería terminar como alimento de los animales que
este tenía. El hombre se fue de la ciudad. Las desapariciones continuaron y las
sospechas sobre Ball resurgieron, gracias a Hazel Brown, la mujer acababa de
abrir una cuenta en el banco antes de desaparecer y jamás hizo uso de la misma.
Las desapariciones
ascendían a más de treinta, fue entonces cuando los Rangers de Texas, un cuerpo
especializado de agentes de seguridad, entraron en acción para investigar qué
rayos pasaba. Los agentes lograron encontrar a varias de las desaparecidas
sanas y salvas, pero no obstante, muchas mujeres seguían sin dejar rastro. Los
interrogatorios a Joe Ball eran cada vez más frecuente y las sospechas para
inculparlo crecieron de nuevo por el testimonio de otro vecino, el cual declaró
haber visto al comerciante descuartizar a una mujer y echarla al estanque para
que sus mascotas comieran, Ball al enterarse de esto amenazó también a ese
vecino, alegando que no lo mataba porque tenía muchos hijos que criar.
Fue así que finalmente
el 4 de septiembre de 1938 los alguaciles John Gray y John Klevenhagen,
decidieron visitar una vez más al tabernero, para interrogarlo. Cuando llegaron
a la cantina e informaron al hombre que sería llevado a San Antonio para
interrogarlo, Ball pidió permiso para cerrar el negocio, acto seguido el hombre
tomó una cerveza dejándola caer, cuando caminó cerca de la caja registradora
oprimió el botón <Sin Ventas>, abriendo el cajón de la registradora, en
dicho cajón de encontraba un revolver calibre 45, el cual se colocó en el pecho
y de un disparo Joe Ball se quitó la vida.
Tras investigar un poco
en la taberna, se descubrió carne en estado de putrefacción en el estanque de
caimanes, un hacha cubierta de sangre y pelo, con lo que se manejó que
definitivamente Ball, descuartizaba a sus victimas y la daba de comer a sus
mascotas. Luego de investigar, se determinó que la sangre y pelo encontrados en
el hacha de Ball no eran humanos, pero muchas de sus victimas jamás
aparecieron. Clifton Wheeler, un ayudante que Joe Ball tenía desde hace años
fue declarado cómplice luego de que tras varias negativas en los
interrogatorios, terminara confesando los homicidios de Hazel Brown y Minnie
Gotthardt a manos de Ball y que este le obligó enterrar los cadáveres, e
incluso llevó a los policías al sitio donde estaban enterrados.
Entre las cosas que se encontraron en la taberna de Joe
había un álbum con fotografías de docenas de mujeres, pero nunca se
comprobó que Ball las hubiera conocido aunque se contempló la posibilidad de
que las mujeres pudieron ser victimas de otros homicidios.
Número 5
Ed Gein para Leatherface y Norman Bates
Ed Gein para Leatherface y Norman Bates
Para el quinto puesto
tenemos a uno de los asesinos seriales más celebres en la historia, a pesar de
tener un número de victimas muy bajo (2), pero cuyo impacto quedó marcado para
siempre dentro de la cultura popular, incluso cuando se le considerase como un
hombre tranquilo y cuya fama perdura en gran medida por su peculiar hobby de
excavar tumbas. Pues si bien, en la vida real no era tan letal como los
personajes que terminó inspirando, vaya que cambió para siempre la percepción
que se tiene de un psicópata nato.
En el cine, muchas
personas supieron temerle al mítico personaje Leatherface o “Cara de Cuero” en
español. Aquel personaje de La Masacre de Texas, que usando una mascara hecha con
piel humana, mataba con una motosierra a sus victimas y que luego eran
convertidas en comida por su hermano mayor. Así como muchos también conocen al
mejor ejemplo de un caso con el complejo de Edipo que ha sido llevado a la gran
pantalla, y me refiero a Norman Bates, el asesino serial que fue encarnado
maravillosamente por Anthony Perkins, ambos personajes, que si bien,
físicamente no se parecían y ni siquiera actuaban de modo similar, si tenían un
par de coincidencias entre sí; eran fríos y despiadados a la hora de matar,
además de estar inspirados en la vida y personalidad de Ed Gein, “El carnicero
de Plaindfield”.
Norman Bates
Edward Theodore Gein
nació el 27 de agosto de 1906 en el Condado La Crosse, Wisconsin, Estados
Unidos. Ed fue uno de los dos hijos dentro del matrimonio conformado entre
George P. Gein, y de Augusta T. Lehrk. Si bien, la infancia de los asesinos
seriales y psicópatas suele ser muy fuerte, la niñez y adolescencia de Ed, no
fue la excepción, pues su padre fue un alcohólico que maltrataba frecuentemente
a su familia, mientras que su madre era una fanática religiosa que cada vez que
podía le recordaba a sus hijos que los hombres no son más que unos pecadores, a
la vez que las mujeres eran la fuente misma del pecado.
Augusta era tan
estricta con la crianza de sus hijos que el único contacto que permitía que
estos tuvieran con el mundo exterior era ir al colegio, de resto no les dejaba
salir de la casa, ni tener amigos, la única influencia que sus hijos
necesitaban era la de ella, cosa que definitivamente desarrolló un trastorno
severo en él, al punto de idolatrarla y hacer todo lo que ella pidiera. En
1940, muere su padre, pero su madre, sigue ejerciendo una presión férrea sobre
Ed y Henry, su hermano. A pesar de la situación, Henry se enfrenta y rebela a
su madre, pero muere por circunstancias extrañas en un incendio, nunca se logró
probar si Ed, participó en la muerte de su hermano, cuya autopsia determinó
asfixia y también presentaba una herida en la cabeza, aparentemente producida
por una pala.
Madre de Ed Gein
Madre de Ed Gein
En 1944, su madre sufre
un paro cardíaco que la deja en cama por un año, hasta que finalmente murió un
año más tarde, esta fue la primera vez en que Ed Gein, podría hacer lo que
quisiera, sin sufrir reproche alguno, y lo que es peor, perdiendo al único puente
que lo mantenía en la realidad. La influencia de su madre fue tal, que aún
después de muerta, su voz seguía existiendo en su cabeza, al punto que podía o
creía mantener conversaciones, extensas con la mujer.
El hombre desarrolló el
peculiar hobby de exhumar cadáveres del cementerio, generalmente de mujeres
mayores, puesto que presentaban alguna similitud con su madre. De esta manera
frecuentaba los obituarios y por las noches se iba en su furgoneta a robarse
los cuerpos y finalmente llevarlos a casa, una vez que estaba en su hogar con
el botín de la cacería comenzó a usar la piel de los cuerpos para fabricarse
distintas manualidades; sillas, bolsos, guantes, sombreros e incluso un collar
de pezones. El cadáver de Augusta no fue enterrado, sino que permaneció en el
cuarto de esta, habitación que por cierto, Ed por algún motivo jamás
especificado selló.
Norman Bates y el cadáver de su madre
Luego de efectuarse
algunas desapariciones en el pueblo, nadie sospechaba de Ed, pues aunque era un
poco más social, nadie veía en él un motivo de amenaza, sin embargo, todo
cambió en 1957, cuando la policía investigaba la desaparición de Bernice
Worden, quien era la dueña de una ferretería. El hombre le disparó en la cabeza
y la arrastró hasta la parte trasera de la ferretería ahí, subió el cadáver a
su furgoneta y se marchó a casa. El motivo para sospechar de Gein fue que
cuando los investigadores llegaron a la ferretería, la mujer anotó en el libro
de los clientes que fueron al establecimiento figuraba el nombre de Ed Gein, como
el último visitante.
Ferretería de Bernie Worden
Cuando la policía llegó
a su casa, no pudieron encontrar una escena más dantesca y asquerosa, en el
sótano, estaba el cuerpo de Worden colgado de los tobillos, con el torso
completamente abierto y decapitado, pero eso era apenas la punta del Iceberg,
entre los otros hallazgos figuraban diez calaveras, algunas incluso eran usadas
como tazas de sopa y ceniceros, hizo lámparas y asientos forrándolos con la
piel, tejió bolsos y carteras, incluso forró tacones. Se encontró un collar de
pezones y un cajón con nueve vulvas y los órganos de Bernie Worden en el
refrigerador. También se encontró un traje de mujer hecho con más pieles que Ed
solía ponerse en las noches de luna llena mientras simulaba ser su madre, esto
también sirvió para inspirar a otro asesino del cine, como lo fue Buffalo Bill,
de la saga Hannibal. Todo fue fotografiado y destruido.
Leatherface
Tras ser capturado Ed
relató como se llevaba los cuerpos del cementerio y hacía sus manualidades,
confesó matar también a Mary Hogan en 1954, de quien alegó que al igual que Bernie
Worden, eran malas mujeres. Su casa se quemó misteriosamente mientras se
encontraba detenido. Ed Gein nunca confesó cometer canibalismo y confesó que
jamás tuvo sexo con los muertos, puesto que “Olían muy mal”. Se le declaró como
enfermo mental y pasó el resto de su vid en un psiquiátrico, hasta que murió en
1984 a los 77 años de edad.
Como dato extra la
apariencia física de Ed Gein sirvió también en el diseño de Justo Bolsa, dueño
del perro Coraje en la famosa caricatura Coraje el perro Cobarde.
Número
4
Robert; el muñeco que sirvió de base para Chucky
Robert; el muñeco que sirvió de base para Chucky
Para el puesto número cuatro
tenemos más a una leyenda que casos confirmados, pero una que leyenda que según
muchos está más que justificada. Muchos conocen la historia de la muñeca
Annabelle, pero la verdad es que hay muñecos menos conocidos, pero con
reputaciones tan o más malignas que la antagonista del universo cinematográfico
de los Warren. Y por ello contamos la historia de Robert, el muñeco maligno que
inspiró a la creación de Chucky, el muñeco asesino.
La historia de Robert
cuenta con poco más de un siglo de antigüedad, siendo un gran atractivo de la
historia negra de Key West Florida. Se manejan dos versiones, que convergen en
un mismo punto, el muñeco fue dado al pequeño Robert Eugene Otto y que estaba
maldito. La primera versión es que el abuelo del niño compró en Alemania al
mencionado muñeco y que tras volver de su viaje se lo obsequió a su nieto, el
muñeco, contrario a lo que muchos difunden y a la costumbre de aquellos años,
no estaba relleno con cabellos humanos, sino de un material que se asemejaba a
la paja. La segunda versión es que unos empleados de la servidumbre ya fuera
por maldad, o fuera por venganza le obsequiaron al niño un peculiar muñeco con
más de un metro de altura y que vestía con un traje de marinero. La familia no
veía nada de malo en el nuevo juguete del pequeño, pero este se encariñó tanto
que de inmediato lo bautizó, nombrándolo como él “Robert”.
Robert el muñeco
Los sucesos
paranormales no se hicieron esperar, pues cuando ocurría cualquier cosa en la
casa y querían inculpar al menor, este alegaba la defensa que todo menor diría
a su edad para escapar de un castigo “Robert
lo hizo”. Su familia obviamente no le creía nada, lo veían como algo típico
de alguien de su edad, sin embargo, pronto comenzaron a temer, pues risas,
golpes e incluso voces se escuchaban en la casa, una vez los padres de Eugene
Otto, escucharon a su hijo hablando con alguien más en su habitación ¿El
problema? El niño estaba solo con Robert, no había nadie más. La reputación del
muñeco se iba haciendo más oscura cuando la familia salía de la casa, pues los
niños del vecindario siempre alegaban que Robert los miraba desde la ventana y
que incluso a veces le veían moverse. La actividad paranormal pronto comenzó a
propagarse más y más, los muebles se volteaban y la defensa de Eugene siempre
era la misma “Robert lo hizo”, según narra la leyenda, la empleada que
supuestamente hizo al muñeco, era una practicante devota de la magia vudú, pues
eso también explicaba el misterio de otros muñecos vudú que parecían levitar
por el aire cuando estaban en presencia de Robert. La aparente solución que
encontraron para detener al muñeco fue encerrándolo en el ático por muchos
años.
Robert Eugene Otto
Dueño original del muñeco
Dueño original del muñeco
Robert Eugene Otto, se
convirtió en un excéntrico artista y después de la muerte de sus padres volvió
a la casa con su esposa, una vez en el ático, se reencontró con su amigo fiel
al cual sacó de su encierro, esto sólo despertó de nuevo al muñeco de su
letargo, los extraños fenómenos ocurrieron de nuevo, los niños volvieron a
expresar que veían una silueta en la ventanas cuando no había nadie en casa,
dejaron de recibir visitas por el aterrador muñeco, además de que la esposa de
Otto manifestó su preocupación alegando que Robert cambiaba las expresiones de
su cara y que en más de una oportunidad lo vio moverse, de nuevo tuvo que ser
encerrado y se mantuvo así, hasta la muerte de Otto y posteriormente de su
esposa en los años setenta.
La casa fue vendida y
la hija de los nuevos propietarios fue quien descubrió al muñeco, ella se
encariñó rápidamente con este, pero Robert parecía que no le tenía mucho
aprecio a la pequeña de diez años de edad, los otros juguetes de la menor
aparecían cercenados y la niña pronto manifestó que el muñeco trató de matarla
en repetidas oportunidades. Finalmente
sus padre decidieron deshacerse de Robert sacándolo de la casa, donándolo al West Art and Historical Museum, donde aún permanece.
Trabajadores
del museo afirman que Robert cambia de posición cada vez que puede, así como
escuchar golpes en el vidrio donde se encuentra. Los visitantes dicen que
tienen que pedir permiso antes de fotografiarlo, pues de no hacerlo, se llevan
parte de una maldición, así como el daño irremediable de las cámaras fotográficas.
Muchos visitantes del museo han llegado incluso a escribirle cartas pidiéndole perdón
y que por favor los libere de toda maldición.
Llegamos al podio del
top, ahora es cuando vamos con los pesos pesados. Si bien Joe Ball fue tal vez
en más sádico, Ed Gein el más perturbador, el hombre que se cuela en este
puesto presenta una extraña mezcla de ambos, a pesar de que fue ejecutado antes
de que los dos hombres mencionados anteriormente cometieran sus crímenes, este
fue el más amante de la sangre, literalmente hablando. Pocos han visto la
película alemana de 1931, titulada “M,
El Vampiro de Düsseldorf”, Filme dirigido por Fritz Lang, considerada una
de las joyas del cine de antaño y que recomiendo totalmente a que la vean. La
historia se ambienta en la ciudad alemana de Düsseldorf, un hombre misterioso,
esta secuestrando niñas para violarlas y matarlas, hasta que finalmente es
apresado.
Esta cinta es la más
antigua de todo el top, además de ser generalmente encasillada en el género de
film policiaco, pero cala acá porque que dejó muy en claro que este tipo de
casos podía ser muy rentable para el cine. Por si fuera poco, al momento de ser
estrenada aún no se le dictaba la sentencia al hombre que inspiró a que el
filme fuera creado, así que ahí va la historia.
Peter Lorre, interpretando al asesino
Peter Kürten nació el
26 de mayo de 1883 en Mulheim, Alemania, siendo el tercero de trece hermanos,
su familia fue extremadamente pobre e inestable. Kürten con frecuencia
observaba como su padre, quien era un alcohólico de primera, maltrataba a su
familia, golpeando a su madre y violando cada vez que podía a sus hermanas
menores. Esto caló notoriamente en la psicología de Peter, quien fue gestando
dentro de sí a un sádico y frío asesino. A los ocho años de edad, abandonó su
casa y comenzó a delinquir, cometiendo delitos menores de hurto y robos sin
mayores consecuencias, sin embargo, a la temprana edad de nueve años, mató por
primera vez, pues asesinó, no a uno, sino a dos amigos en el río Rin.
Pocos años más tarde
comenzó su carrera como depredador sexual, violando todo lo que estuviera a su
alcance, sus vejaciones iban desde perros y gatos, hasta que más adelante fijó
el objetivo en niñas y adolescentes. El 1913 violó y estranguló a Khristine Klein, de alguna manera
siempre lograba escapar por estos crímenes, pero irónicamente lo vivían
deteniendo por hurtos y delitos menores. Duró varios años sin matar y en 1921
se casó con una mujer de respetable condición social, en 1925 vuelve a
Düsseldorf, donde el monstruo resurgió de nuevo, pues mató a una niña de ocho
años de edad, a la que violó, apuñaló trece veces con una tijera, bebió su
sangre, y luego la quemó.
Escena del filme
En 1929, su frenesí delictivo sumió a la ciudad en la locura,
mató y violó a dos hermanas de cinco y catorce años, meses más tarde, mató a
martillazos a otra mujer. Además de que en una ocasión mató a otra niña de
cinco años y envió una carta a un periódico local diciendo en donde podían
encontrar el cadáver. Nadie quería salir de sus casas y todo el mundo tenía una
paranoia colectiva. La policía desesperada, ofreció una cuantiosa recompensa
provocando que todo el mundo fuera sospechoso. Finalmente en 1930 cometió el
error que le costó su libertad, violó a una mujer, pero dándola por muerta
luego de que este llegó al orgasmo, la dejó ahí tirada, la chica, al despertar
fue a la policía y dio un retrato hablado del sádico criminal.
Tras verse acorralado, por la publicación de su rostro en las
calles, Kürten, llegó a pedirle a su esposa que lo delatara para que esta se
quedara con la recompensa, no lo hizo. Finalmente fue arrestado y tras un año
de deliberaciones, se declaró inocente en primera instancia, pero los abogados
buscaron de las mil y un maneras de demostrar que el hombre estaba
perfectamente cuerdo.
Anuncio de la captura de Kürten
Anuncio de la captura de Kürten
En su confesión Kürten
se ganó su apodo de “El Vampiro de Düsseldorf”, pues confesó sentir un enorme
placer al beber la sangre de sus victimas, así como el gusto por escuchar el
sonido de esta cayendo en el suelo. Confesó también haber matado a un
aproximado de 80 personas y de cometer aproximadamente la misma cantidad de
violaciones, no obstante sólo lograron culparlo por 9 de sus homicidios.
Finalmente Peter Kürten fue sentenciado a morir en la guillotina, fue ejecutado
el 2 de julio de 1931 en la ciudad de Colonia, su cabeza fue diseccionada y momificada
y actualmente se exhibe en museo Wisconsin Dells, en Estados Unidos.
Últimas palabras
Las últimas palabras de Kürten pasaron a la posteridad, pues
evidenciaba claramente el tipo de persona que era y que podía seguir siendo de
no haber sido ejecutado, sus palabras, fueron las siguientes:
"Dígame, cuando me hayan decapitado ¿podré oír siquiera
un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello? Sería el mayor
placer, para terminar todos mis placeres"
El personaje que figura en el segundo puesto, fue
serio contendiente para ganar el top, de hecho, tenía el primer lugar, pero
dado que es un caso mucho más difundido y que algún día un artículo dedicado a
él salga por acá, hacen que sea un poco injusto que se quede con el primer
lugar, además de que el caso siguiente es un poco más extraño por donde se lo
mire.
Muchos nos criamos viendo la antigua Versión de It,
que salió en 1990, que logró que muchas personas desarrollasen una fuerte
coulrofobia, o mejor dicho, fobia irracional hacia los payasos. Además que
muchos también tuvimos la dicha de leer las más de mil quinientas paginas que
contiene el libro, y ni hablar del remake que perturbó y traumó a tantas
personas con las nuevas adaptaciones del payaso Pennywise en 2017 y 2019, pues
en este se veía de manera grafica como ese monstruo con apariencia de payaso se
comía a los niños de manera sangrienta. Y es que Stephen King es un maestro
para traumar generaciones desde hace varias décadas con sus libros. Pero con lo
que respecta a este payaso, que antagoniza el libro y esos filmes de terror
sobrenatural, vale decir que este tuvo su inspiración en la vida real con un
caso tan nefasto y repugnante, así como traumático
y triste.
Las dos versiones del payaso
¿Qué no se ha revelado y dicho sobre John Wayne
Gacy? Un hombre que nació el 17 de marzo de 1942, dentro del matrimonio
conformado entre John Stanley Gacy y Marion Elaine, el segundo de tres hermanos
y el único varón, su infancia fue muy dura, pues su padre era un alcohólico y
abusivo machista que se regodeaba golpeando a su familia e insultando a Gacy,
con epítetos homofóbicos tales como “Marica”. Su padre siempre se ensañaba
particularmente con él, y Gacy aún así luchaba siempre por tener su aprobación,
la cual pocas veces pudo conseguir. A los nueve años de edad fue violado y a
los 11 se golpeó la cabeza, formándose un coágulo en su cerebro que pasó
desapercibido hasta que cumplió 16 años, época en la que comenzó a sufrir
mareos y desmayos. En esa época su familia solía mudarse de sitio en sitio, por
lo que le costaba mantener una estabilidad en cualquier sitio. A pesar de ello
Gacy logró sacar la carrera de Gerencia Empresarial.
Jonh Wayne Gacy de niño
Imagen tomada de Internet
Imagen tomada de Internet
En 1964 su vida pareció dar un giro pues se mudo a
Springfield, Illinois y de casó con Marilynn Myers, con quien tuvo una hija,
sin embargo, el matrimonio no duró mucho, pues los rumores sobre la
homosexualidad de Gacy eran muchos y tomaban fuerza cada vez.
En 1968 Gacy, fue acusado por primera vez de violación,
por lo que fue sentenciado a diez años de cárcel, pero sólo pago 16 meses
gracias a su buena conducta. Pronto volvió a casa de su madre y se casó de
nuevo, se unió al partido Demócrata de Estados Unidos y comenzó a actuar como
el payaso Pogo, era un miembro querido en la comunidad, pero nadie sospechaba
que lo que este hombre realmente hacia era buscar victimas con su alter ego.
Gacy disfrazado como Pogo el payaso
En 1972 Gacy comenzó a matar jóvenes, su modus
operandi, consistía en secuestrar hombres jóvenes o niños, atarlos en su sótano,
violarlos, y finalmente matarlos, todo eso mientras el depravado estaba vestido
de payaso. Actuó con impunidad hasta 1977, poco después de divorciarse de su
segunda esposa, la cual también lo dejó por su homosexualidad. Gacy fue
denunciado en 1978 por Jeffrey Rignall de 26 años, quien acusó al payado de
haberlo dormido con cloroformo, encerrarlo en el sótano, violarlo y después dándolo
por muerto, abandonándolo en un paraje lleno de nieve, increíblemente, el
hombre se salvó, pero poco después Robert Piest, sería su última victima, el
joven fue asesinado, pero Gacy no contaba que sus padres, sabían que su hijo
les confesó que se vería con él, la policía llegó a su casa, y este no había
podido deshacerse del cuerpo.
Jonh Wayne Gacy después de su arresto
John Wayne Gacy fue detenido y confesó haber
cometido 33 asesinatos, cuando la policía inspeccionó la casa, descubrieron que
el hombre enterró a 28 de sus victimas en el sótano de su casa, mientras que
las otras victimas, confesó haberlas lanzado a un río. La crueldad de Gacy y su
frialdad, así como el hecho de no arrepentirse en lo más mínimo, le ganó la reputación
de ser una de los peores asesinos en serie de la historia. Fue sentenciado a
varias cadenas perpetuas y a la pena de muerte, la cual finalmente se llevó a
cabo en 1994. Incluso durante su ejecución por inyección letal, sus últimas
palabras, reflejaban que no sentía el menor remordimiento por lo que hizo.
“¡Bésenme
el culo, nunca sabrán donde están los demás!”
Número
1
Inmigrantes de Laos que padecieron el Síndrome de Muerte Súbita Inesperada
Inmigrantes de Laos que padecieron el Síndrome de Muerte Súbita Inesperada
El caso que se queda con la cima del top, estuvo a
punto de quedarse segundo, pero después de la última reevaluación, dejó muy en
claro que merecía ganar el primer puesto. No sólo por su rareza y lo extraño de
la misma, sino por entregarnos también al mayor espectro del cine, un hombre
que aún hoy aterroriza a miles de personas y que literalmente de quitó el sueño
a muchas personas, pues el trauma te atacaba justo ahí, a la hora de dormir.
En 1984, Wes Craven presentó al mundo a su obra
maestra, al que fácilmente podría ser uno de los mayores espectros del cine, un
ente capaz de matarte mientras duermes sin que puedas hacer nada por defenderte,
además de mostrar una de las tonadas más enfermizas en su género de terror,
además de resucitar la categoría del sub-género Slasher. Freddy Krueger. Todos
le conocen a él, pero pocos conocen la historia detrás de su creación, de la cual
el mismo Craven habló tiempo después, pues dijo que leyó un articulo en L.A
Times sobre varios refugiados del sur de Asia había llegado a Estados Unidos en
calidad de refugiados y morían en sus sueños, dijo que esos sucesos lo
atraparon por aproximadamente un año, hasta que finalmente decidió escribir
algo al respecto.
Wes Craven, creador de Freddy Krueger
El caso que particularmente interesó a Craven ocurrió
con el hijo de un refugiado, que durante días enteros no conciliaba el sueño,
alegando que algo o alguien lo perseguía, después de varios días de lucha para
que este se durmiera, su familia lo engañó, mezclando su comida con potentes somníferos.
Cuando el infortunado por fin se logró acostar, y su familia abandonó la habitación
lo escucharon gritar aterradoramente, cuando todos ingresaron otra vez en la
pieza, ya era muy tarde. El hijo del inmigrante laosiano había muerto, sin
sufrir ataque al corazón o alguna otra herida. En el cuarto de este,
encontraron café que aún estaba caliente y el muchacho tenía escondido en el
armario, y muchas de las pastillas para dormir que fingió tomar, evitando que
pasara lo que lastimosamente fue inevitable.
Tiempo después se supo que las victimas de las
muertes, padecieron el llamado Síndrome de Muerte Súbita Inesperada. Esta
peculiar anomalía consiste en la muerte repentina de personas aparentemente
saludables mientras duermen. Fue reconocida en los años setenta, cuando varios
refugiados de la etnia Hmong, provenientes de Laos, huyeron a Estados Unidos,
esto después de que Vietnam les declaró la guerra y los terminó invadiendo. Los
nativos de esas etnias comenzaron a sentir que algo los perseguía en los sueños
y no podían dormir, además muchos cuando por fin lograban conciliar el sueño, amanecían
muertos, lo curioso es que las muertes no eran producto de paros cardíacos, aunque
las victimas aparecían con muestras de dolor en sus rostros.
Durante años, no se supo casi de esta enfermedad que
misteriosamente también atacó a un aproximado de 200 personas entre 1980 y 1990
en Tailandia, otro país que ha sido afectado por este síndrome ha sido Filipinas,
donde le llaman Bangugot, y se lo atribuyen a una extraña entidad femenina
malvada. Principalmente ha afectado a hombres que aparentan ser saludables y que
rondan los treinta años de edad, en Filipinas aseguran que 43 de cada 100.000
habitantes la padecen.
Así que ahí lo tienen, el cine es algo mágico, una
ventana a un mundo imaginario, especialmente si es del tipo de terror, tal vez
ahora no veas esas películas del mismo modo, pues aunque lo que vemos en
pantalla sea cruel, trágico e interesante, la vida real siempre logra hallar un
modo de sorprendernos, superando a lo ficticio e inspirándola con más cosas tétricas
que ocurren día a día.
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