Realidad y ficción; Personas y casos que han inspirado en películas de terror




"Dígame, cuando me hayan decapitado ¿podré oír siquiera un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello? Sería el mayor placer, para terminar todos mis placeres"



Casos reales que inspiraron personajes o películas de terror


A lo largo de nuestras vidas, todos debemos de haber escuchado dos cosas, la primera es que el cine o la televisión puede influir para bien o para mal en determinados sectores de la sociedad, y es bien sabido que en algunas ocasiones ha sido así. Personas que han acusado a uno o varios filmes de promover o incentivar ataques violentos en determinados lugares, tal como ocurrió con la ola de crímenes de Londres en 1972 cuando salió La Naranja Mecánica. Personas que intenten hacer una locura tal como pasó en USA cuando dos tipos mataron a otros ciudadanos norteamericanos creyendo que de verdad estábamos en la Matrix, las varias ocasiones en que niños se han lanzado al vacío tratando de emular a los superhéroes  que ven por la TV, o bien, promover una propaganda antibélica, estrategia que  sigue funcionando muy bien al día de hoy.





La segunda cosa es que “La realidad siempre supera la ficción”, y esta frase es particularmente cierta, además de tener un gran peso en la vida. Y es qué, es bien sabido que la gran mayoría de películas, historias literarias y demás obras, suelen tener algo prestado del mundo en que vivimos. No hay fantasía sin una realidad previa, ese concepto a veces parece perderse de las personas, olvidando que muchos personajes, bien sean de caricaturas, bien sean de series o del cine casi siempre están inspirados en algún personaje real. Tal fue el caso del conejo Buggs Bunny, el cual fue basado en las personalidades del comediante  Groucho Marx y del actor Clark Gable, aunque este fue por su película “Sucedió una noche”, o como fue también el caso de la familia de Matt Groening la cual fue su mayor inspiración para crear a Los Simpsons.




Clark Gable y Buggs Bunny


De esta manera queda claro que la vida real es la mayor fuente de inspiración para las cosas que vemos, leemos o amamos, pero también están las personalidades de índole obscura con tintes siniestros, situaciones macabras y tétricas que también han sido plasmadas en obras literarias o directamente llevadas al séptimo arte con la finalidad de asustarte, quitarte el sueño o sencillamente perturbarte. Logrando algunas a tener un éxito, tan legendario, tan mítico, que aún al día de hoy siguen siendo alabadas por críticos y fanáticos, ya sea por la calidad del montaje, de la historia o por la entrega de los actores para lograr una performance perfecta, o bien, producir unos buenos gritos en su momento.


Anthony Perkins interpretando a Norman Bates


Prepárate pues, querido lector, porque hoy en El Cuarto Oculto te daremos a conocer la historia real de algunas de las películas o personajes que han logrado causar un impacto en el séptimo arte, demostrándonos que definitivamente la vida real es un lugar mucho muy interesante y que nunca sabremos con que nos podrá sorprender esta vez.




Número 7 
Caso de Robbie Mannheim o Roland Doe
para El Exorcista


En 1973, de la mano de William Friedkin, llegó a los cines la película de terror paranormal más icónica de su género y tal vez una de las que mayor impacto ha causado en la audiencia de las que se tenga registro. Y no es para menos; gente que salía vomitando de los cines, el despliegue casi obligatorio de personal médico para atender desmayos y ataques cardiacos que ocurrían en muchas de las salas donde el filme era proyectado y que a su vez lograron causar un mayor morbo para que los demás fueran a verla. ¿Y Quién no se ha espantado o cuándo menos asustado de niño al ver el rostro verde de Regan McNeill? O ¿Quién no tuvo pesadillas al verla girar la cabeza a 180 grados o en la escena donde baja las escaleras de espalda?






El filme representó un éxito rotundo de taquilla, crítica y una aceptación del público que la situaron como un clásico indiscutido del cine mundial. La cinta recibió diez nominaciones a los premios Oscar en las categorías más importantes, de las cuales solamente logró ganar las categorías de Mejor Sonido y mejor guion adaptado, recibiendo este galardón William Peter Blatty, quien fue también el autor del libro que da nombre a la película. Pero lo que realmente cuela a El Exorcista en este top no es la llamada “Maldición del exorcista”, ni los extraños sucesos que acontecieron durante el rodaje, los cuales han sido publicados hasta el hartazgo por TV e internet. Sino la historia que no todo el mundo conoce de un joven de trece años que fue poseído entre los años 1948 y 1949, la cual inspiró al autor de hacer su novela maestra.


William Peter Blatty con su Oscar


Ocurrió en la ciudad de Washington y se conoce como “El exorcismo de Mannheim”  “El Exorcismo de Robbie” o “El exorcismo de Roland Doe”, Nombres que el Vaticano dio al muchacho para proteger su identidad. Todo comenzó en 1948, pocas semanas después de que la tía favorita del jovencito de trece años falleciera. La mujer era una fanática confesa del espiritismo, así como una amante de jugar la ouija, tanto así era el gusto por esos tableros que poco a poco comenzó a transmitirle esa afición a Robbie, con quien se ponía a jugar de vez en cuando. Tras el fallecimiento de la mujer, el muchacho cometió el terrible error de usar el tablero ouija para contactarse con su tía muerta, abriendo una puerta que no pudo cerrar. Después de varias sesiones, Robbie empezó a sentir arañazos persistentes en las paredes y sótano de la casa, sonidos que pronto también escucharían sus familiares, sin embargo, estos no percibían esos arañazos como algo extraño, sino que pensaban que se trataban de ratas viviendo en la casa, por lo que resolvieron contratar a un exterminador de plagas.
Para sorpresa de todos, el exterminador dijo a la familia que no había ni un solo animal en el hogar, por lo que los sonidos que escuchaban a diario no deberían ocurrir. Una vez que el hombre se marchó, los fenómenos no hicieron otra cosa más que empeorar; cuadros que se movían solos, arañazos más fuertes y frecuentes, gavetas que salían volando, y como cereza del pastel, la cama de Robbie se sacudía violentamente por las noches. Pronto un poderoso hedor a eses comenzó a impregnar la casa a toda hora.





Pronto el comportamiento del muchacho comenzó a hacerse más errante, confuso y violento, además de que se veían sombras y presencias extrañas en la casa. La familia, desesperada decidió acudir a un padre luterano para que realizara un exorcismo, puesto que presentían que su hijo estaba poseído, era la única explicación lógica que encontraban. El cura al ver la situación del joven, amén de ver la gravedad de la situación optó por recomendar a la familia que mejor buscara a sacerdotes católicos, pues él no era capaz de llevar a cabo el exorcismo. Incluso se supo que un sacerdote católico de nombre Albert Hughes llegó a la casa y fue recibido por el joven quien le gritaba en latín “Oh sacerdos Christi tu scis me ese diabolum”, lo cual significa “Oh sacerdote de Cristo, tú sabes que yo soy el Diablo.





Pronto el caso fue tratado como una posesión y el arzobispado de Washigton aprobó la realización de un exorcismo. Sin embargo, pese a tener la aprobación de los obispos, se debían realizar primero una serie de exámenes físicos, mentales y psiquiátricos al jovencito que ya para ese tiempo cumplió los catorce años. Este fue internado en el Hospital Universitario de Washington, institución manejada en su mayoría por sacerdotes Jesuitas, su reclusión duró una semana, tras ese periodo dentro del hospital, el muchacho presentó una conducta aún más agresiva, llegando incluso a morder a un sacerdote que necesitó varios puntos de sutura, el registro de este ataque quedó registrado en el mismo. También se llegó a decir que en el cuerpo de Robbie aparecieron rasguños, palabras blasfemas que parecían proyectarse en su piel y la ya mencionada facilidad para hablar en lenguas.

Después de atacar al sacerdote que mordió Robbie fue expulsado del hospital y para que el exorcismo avanzara, debió ser bautizado, tarea que no resultó fácil, pues debió ser sujetado por varias personas durante la ceremonia. La familia decidió trasladarse a San Luis, lugar donde los fenómenos resurgieron con fuerza. Ya para estas alturas, el padre William Bowdern, se hizo cargo del muchacho, alegando que era él quien podía expulsar al demonio del cuerpo del niño. Este fue autorizado por la iglesia para hacer el exorcismo, siempre y cuando llevara a la iglesia, una crónica detallada del caso, no revelara la identidad real del joven, ni la ubicación exacta de donde se efectuaban los rituales. Finalmente después de más de 30 sesiones de exorcismos realizados a lo largo de seis semanas, Robbie fue liberado de sus cadenas y viviendo en el anonimato desde entonces.




El caso fue publicado por el respetado medio The Washigton Post a finales de 1950, cuando Blatty estudiaba en la universidad, quedando tan emocionado por el caso que investigó todo lo referente al mismo y he aquí su inspiración para la realización de su novela, la cual recomiendo gratamente.







Número 6
Joe Ball para Eaten Alive

En el puesto número seis, nos encontramos tal vez con uno de los personajes más sádicos, a la vez que desconocidos, pues aunque para muchos se convirtió en una especie de leyenda urbana, y parte del folclor de Texas, la verdad es que Joe Ball si  existió y sirvió como inspiración para que el cineasta Tobe Hooper realizara en 1977 la cinta llamada Eaten Alive. La trama del filme consistía en lo siguiente; Un campesino loco que vivía solo en su casa y que tenía como mascota no a un perro o un gato, sino  un gigantesco cocodrilo, animal al que el antagonista del film alimentaba con las sobras de toda aquella persona que osara atravesarse en su camino.



Tobbe Hooper, director de la película


La historia real del caso, no es muy distinta, pero sí que la supera en crudeza. Joe Ball nació el 7 de enero de 1896 en Estados Unidos, casi no se tiene información de su vida, salvo que participó en la Primera Guerra Mundial, y que una vez finalizó el conflicto bélico, este se dedicó al negocio del licor en plena época de la Ley Seca en Estados Unidos, cuando fue derogada la prohibición, Ball decidió abrir su propia taberna, llamada Sociable Inn en Elmendorf, Texas. En la misma, construyó un lago artificial donde se dedicaba a criar a sus cinco caimanes, ese hobby le valió el apodo de “El hombre Caimán”, allí Joe Ball, acostumbraba invitar a personas de la localidad para que viera a sus mascotas alimentarse, los platillos constaban principalmente en lanzarles perros y gatos vivos.

El sadismo del hombre caimán no quedó ahí, sino que pronto optó por matar personas, sus victimas predilectas, mujeres jóvenes, a las que descuartizaba y daba de cenar a sus caimanes con el fin de desaparecer evidencia. La primera acusación que se fomentó sobre el hombre fue en 1937 cuando desapareció una mujer de la zona y más adelante, otras mujeres, empleadas por Joe para atender la taberna también comenzaron a desaparecer, incluyendo a dos de sus esposas. Ese mismo año se denunció acerca de la repentina desaparición de una muchacha de 22 años que trabajó en el establecimiento, llamada Minnie Gotthardt, el hombre zafó de la acusación alegando que la muchacha se fue a trabajar a otro lugar, la policía le cree y se marchan. Luego se reportó sobre otra empleada desaparecida, esta vez se trataba de Julia Turner, incluso esta vez se logró encontrar ropa de la muchacha, pero Joe Ball recurrió a su excusa anterior, con la adición de que la chica se fue tan a prisa que dejó su ropa, salvando su pellejo de nuevo.



Única imagen existente de Joe Ball (Al menos hasta donde sé)



Para esas fechas un vecino había comentado sentir un olor apestoso proveniente del estanque de los caimanes y como pudo se acercó al lago a ver que pasaba, viendo flotar lo que parecía ser un pedazo de carne, sin embargo, Joe Ball lo descubrió y con pistola en mano amenazó al hombre diciéndole que no se metiera en lo que no le importaba y que se fuera sino quería terminar como alimento de los animales que este tenía. El hombre se fue de la ciudad. Las desapariciones continuaron y las sospechas sobre Ball resurgieron, gracias a Hazel Brown, la mujer acababa de abrir una cuenta en el banco antes de desaparecer y jamás hizo uso de la misma.

Las desapariciones ascendían a más de treinta, fue entonces cuando los Rangers de Texas, un cuerpo especializado de agentes de seguridad, entraron en acción para investigar qué rayos pasaba. Los agentes lograron encontrar a varias de las desaparecidas sanas y salvas, pero no obstante, muchas mujeres seguían sin dejar rastro. Los interrogatorios a Joe Ball eran cada vez más frecuente y las sospechas para inculparlo crecieron de nuevo por el testimonio de otro vecino, el cual declaró haber visto al comerciante descuartizar a una mujer y echarla al estanque para que sus mascotas comieran, Ball al enterarse de esto amenazó también a ese vecino, alegando que no lo mataba porque tenía muchos hijos que criar.

Fue así que finalmente el 4 de septiembre de 1938 los alguaciles John Gray y John Klevenhagen, decidieron visitar una vez más al tabernero, para interrogarlo. Cuando llegaron a la cantina e informaron al hombre que sería llevado a San Antonio para interrogarlo, Ball pidió permiso para cerrar el negocio, acto seguido el hombre tomó una cerveza dejándola caer, cuando caminó cerca de la caja registradora oprimió el botón <Sin Ventas>, abriendo el cajón de la registradora, en dicho cajón de encontraba un revolver calibre 45, el cual se colocó en el pecho y de un disparo Joe Ball se quitó la vida.






Tras investigar un poco en la taberna, se descubrió carne en estado de putrefacción en el estanque de caimanes, un hacha cubierta de sangre y pelo, con lo que se manejó que definitivamente Ball, descuartizaba a sus victimas y la daba de comer a sus mascotas. Luego de investigar, se determinó que la sangre y pelo encontrados en el hacha de Ball no eran humanos, pero muchas de sus victimas jamás aparecieron. Clifton Wheeler, un ayudante que Joe Ball tenía desde hace años fue declarado cómplice luego de que tras varias negativas en los interrogatorios, terminara confesando los homicidios de Hazel Brown y Minnie Gotthardt a manos de Ball y que este le obligó enterrar los cadáveres, e incluso llevó a los policías al sitio donde estaban enterrados.

Entre las cosas que se encontraron en la taberna de Joe había un álbum con fotografías de docenas de mujeres, pero nunca se comprobó que Ball las hubiera conocido aunque se contempló la posibilidad de que las mujeres pudieron ser victimas de otros homicidios.





 Número 5
Ed Gein para Leatherface y Norman Bates

Para el quinto puesto tenemos a uno de los asesinos seriales más celebres en la historia, a pesar de tener un número de victimas muy bajo (2), pero cuyo impacto quedó marcado para siempre dentro de la cultura popular, incluso cuando se le considerase como un hombre tranquilo y cuya fama perdura en gran medida por su peculiar hobby de excavar tumbas. Pues si bien, en la vida real no era tan letal como los personajes que terminó inspirando, vaya que cambió para siempre la percepción que se tiene de un psicópata nato. 

En el cine, muchas personas supieron temerle al mítico personaje Leatherface o “Cara de Cuero” en español. Aquel personaje de La Masacre de Texas, que usando una mascara hecha con piel humana, mataba con una motosierra a sus victimas y que luego eran convertidas en comida por su hermano mayor. Así como muchos también conocen al mejor ejemplo de un caso con el complejo de Edipo que ha sido llevado a la gran pantalla, y me refiero a Norman Bates, el asesino serial que fue encarnado maravillosamente por Anthony Perkins, ambos personajes, que si bien, físicamente no se parecían y ni siquiera actuaban de modo similar, si tenían un par de coincidencias entre sí; eran fríos y despiadados a la hora de matar, además de estar inspirados en la vida y personalidad de Ed Gein, “El carnicero de Plaindfield”.



Norman Bates


Edward Theodore Gein nació el 27 de agosto de 1906 en el Condado La Crosse, Wisconsin, Estados Unidos. Ed fue uno de los dos hijos dentro del matrimonio conformado entre George P. Gein, y de Augusta T. Lehrk. Si bien, la infancia de los asesinos seriales y psicópatas suele ser muy fuerte, la niñez y adolescencia de Ed, no fue la excepción, pues su padre fue un alcohólico que maltrataba frecuentemente a su familia, mientras que su madre era una fanática religiosa que cada vez que podía le recordaba a sus hijos que los hombres no son más que unos pecadores, a la vez que las mujeres eran la fuente misma del pecado.

Augusta era tan estricta con la crianza de sus hijos que el único contacto que permitía que estos tuvieran con el mundo exterior era ir al colegio, de resto no les dejaba salir de la casa, ni tener amigos, la única influencia que sus hijos necesitaban era la de ella, cosa que definitivamente desarrolló un trastorno severo en él, al punto de idolatrarla y hacer todo lo que ella pidiera. En 1940, muere su padre, pero su madre, sigue ejerciendo una presión férrea sobre Ed y Henry, su hermano. A pesar de la situación, Henry se enfrenta y rebela a su madre, pero muere por circunstancias extrañas en un incendio, nunca se logró probar si Ed, participó en la muerte de su hermano, cuya autopsia determinó asfixia y también presentaba una herida en la cabeza, aparentemente producida por una pala.



Madre de Ed Gein



En 1944, su madre sufre un paro cardíaco que la deja en cama por un año, hasta que finalmente murió un año más tarde, esta fue la primera vez en que Ed Gein, podría hacer lo que quisiera, sin sufrir reproche alguno, y lo que es peor, perdiendo al único puente que lo mantenía en la realidad. La influencia de su madre fue tal, que aún después de muerta, su voz seguía existiendo en su cabeza, al punto que podía o creía mantener conversaciones, extensas con la mujer.

El hombre desarrolló el peculiar hobby de exhumar cadáveres del cementerio, generalmente de mujeres mayores, puesto que presentaban alguna similitud con su madre. De esta manera frecuentaba los obituarios y por las noches se iba en su furgoneta a robarse los cuerpos y finalmente llevarlos a casa, una vez que estaba en su hogar con el botín de la cacería comenzó a usar la piel de los cuerpos para fabricarse distintas manualidades; sillas, bolsos, guantes, sombreros e incluso un collar de pezones. El cadáver de Augusta no fue enterrado, sino que permaneció en el cuarto de esta, habitación que por cierto, Ed por algún motivo jamás especificado selló.



Norman Bates y el cadáver de su madre


Luego de efectuarse algunas desapariciones en el pueblo, nadie sospechaba de Ed, pues aunque era un poco más social, nadie veía en él un motivo de amenaza, sin embargo, todo cambió en 1957, cuando la policía investigaba la desaparición de Bernice Worden, quien era la dueña de una ferretería. El hombre le disparó en la cabeza y la arrastró hasta la parte trasera de la ferretería ahí, subió el cadáver a su furgoneta y se marchó a casa. El motivo para sospechar de Gein fue que cuando los investigadores llegaron a la ferretería, la mujer anotó en el libro de los clientes que fueron al establecimiento figuraba el nombre de Ed Gein, como el último visitante.



Ferretería de Bernie Worden


Cuando la policía llegó a su casa, no pudieron encontrar una escena más dantesca y asquerosa, en el sótano, estaba el cuerpo de Worden colgado de los tobillos, con el torso completamente abierto y decapitado, pero eso era apenas la punta del Iceberg, entre los otros hallazgos figuraban diez calaveras, algunas incluso eran usadas como tazas de sopa y ceniceros, hizo lámparas y asientos forrándolos con la piel, tejió bolsos y carteras, incluso forró tacones. Se encontró un collar de pezones y un cajón con nueve vulvas y los órganos de Bernie Worden en el refrigerador. También se encontró un traje de mujer hecho con más pieles que Ed solía ponerse en las noches de luna llena mientras simulaba ser su madre, esto también sirvió para inspirar a otro asesino del cine, como lo fue Buffalo Bill, de la saga Hannibal. Todo fue fotografiado y destruido.



Leatherface


Tras ser capturado Ed relató como se llevaba los cuerpos del cementerio y hacía sus manualidades, confesó matar también a Mary Hogan en 1954, de quien alegó que al igual que Bernie Worden, eran malas mujeres. Su casa se quemó misteriosamente mientras se encontraba detenido. Ed Gein nunca confesó cometer canibalismo y confesó que jamás tuvo sexo con los muertos, puesto que “Olían muy mal”. Se le declaró como enfermo mental y pasó el resto de su vid en un psiquiátrico, hasta que murió en 1984 a los 77 años de edad.

Como dato extra la apariencia física de Ed Gein sirvió también en el diseño de Justo Bolsa, dueño del perro Coraje en la famosa caricatura Coraje el perro Cobarde.






Número 4
 Robert; el muñeco que sirvió de base para Chucky



Para el puesto número cuatro tenemos más a una leyenda que casos confirmados, pero una que leyenda que según muchos está más que justificada. Muchos conocen la historia de la muñeca Annabelle, pero la verdad es que hay muñecos menos conocidos, pero con reputaciones tan o más malignas que la antagonista del universo cinematográfico de los Warren. Y por ello contamos la historia de Robert, el muñeco maligno que inspiró a la creación de Chucky, el muñeco asesino.

La historia de Robert cuenta con poco más de un siglo de antigüedad, siendo un gran atractivo de la historia negra de Key West Florida. Se manejan dos versiones, que convergen en un mismo punto, el muñeco fue dado al pequeño Robert Eugene Otto y que estaba maldito. La primera versión es que el abuelo del niño compró en Alemania al mencionado muñeco y que tras volver de su viaje se lo obsequió a su nieto, el muñeco, contrario a lo que muchos difunden y a la costumbre de aquellos años, no estaba relleno con cabellos humanos, sino de un material que se asemejaba a la paja. La segunda versión es que unos empleados de la servidumbre ya fuera por maldad, o fuera por venganza le obsequiaron al niño un peculiar muñeco con más de un metro de altura y que vestía con un traje de marinero. La familia no veía nada de malo en el nuevo juguete del pequeño, pero este se encariñó tanto que de inmediato lo bautizó, nombrándolo como él “Robert”.



Robert el muñeco


Los sucesos paranormales no se hicieron esperar, pues cuando ocurría cualquier cosa en la casa y querían inculpar al menor, este alegaba la defensa que todo menor diría a su edad para escapar de un castigo “Robert lo hizo”. Su familia obviamente no le creía nada, lo veían como algo típico de alguien de su edad, sin embargo, pronto comenzaron a temer, pues risas, golpes e incluso voces se escuchaban en la casa, una vez los padres de Eugene Otto, escucharon a su hijo hablando con alguien más en su habitación ¿El problema? El niño estaba solo con Robert, no había nadie más. La reputación del muñeco se iba haciendo más oscura cuando la familia salía de la casa, pues los niños del vecindario siempre alegaban que Robert los miraba desde la ventana y que incluso a veces le veían moverse. La actividad paranormal pronto comenzó a propagarse más y más, los muebles se volteaban y la defensa de Eugene siempre era la misma “Robert lo hizo”, según narra la leyenda, la empleada que supuestamente hizo al muñeco, era una practicante devota de la magia vudú, pues eso también explicaba el misterio de otros muñecos vudú que parecían levitar por el aire cuando estaban en presencia de Robert. La aparente solución que encontraron para detener al muñeco fue encerrándolo en el ático por muchos años.



Robert Eugene Otto
Dueño original del muñeco


Robert Eugene Otto, se convirtió en un excéntrico artista y después de la muerte de sus padres volvió a la casa con su esposa, una vez en el ático, se reencontró con su amigo fiel al cual sacó de su encierro, esto sólo despertó de nuevo al muñeco de su letargo, los extraños fenómenos ocurrieron de nuevo, los niños volvieron a expresar que veían una silueta en la ventanas cuando no había nadie en casa, dejaron de recibir visitas por el aterrador muñeco, además de que la esposa de Otto manifestó su preocupación alegando que Robert cambiaba las expresiones de su cara y que en más de una oportunidad lo vio moverse, de nuevo tuvo que ser encerrado y se mantuvo así, hasta la muerte de Otto y posteriormente de su esposa en los años setenta.

La casa fue vendida y la hija de los nuevos propietarios fue quien descubrió al muñeco, ella se encariñó rápidamente con este, pero Robert parecía que no le tenía mucho aprecio a la pequeña de diez años de edad, los otros juguetes de la menor aparecían cercenados y la niña pronto manifestó que el muñeco trató de matarla en repetidas oportunidades.  Finalmente sus padre decidieron deshacerse de Robert sacándolo de la casa, donándolo al West Art and Historical Museum, donde aún permanece.






Trabajadores del museo afirman que Robert cambia de posición cada vez que puede, así como escuchar golpes en el vidrio donde se encuentra. Los visitantes dicen que tienen que pedir permiso antes de fotografiarlo, pues de no hacerlo, se llevan parte de una maldición, así como el daño irremediable de las cámaras fotográficas. Muchos visitantes del museo han llegado incluso a escribirle cartas pidiéndole perdón y que por favor los libere de toda maldición.


Número 3
Peter Kürten, inspiración para
M, El vampiro de Düsseldorf




Llegamos al podio del top, ahora es cuando vamos con los pesos pesados. Si bien Joe Ball fue tal vez en más sádico, Ed Gein el más perturbador, el hombre que se cuela en este puesto presenta una extraña mezcla de ambos, a pesar de que fue ejecutado antes de que los dos hombres mencionados anteriormente cometieran sus crímenes, este fue el más amante de la sangre, literalmente hablando. Pocos han visto la película alemana de 1931, titulada “M, El Vampiro de Düsseldorf”, Filme dirigido por Fritz Lang, considerada una de las joyas del cine de antaño y que recomiendo totalmente a que la vean. La historia se ambienta en la ciudad alemana de Düsseldorf, un hombre misterioso, esta secuestrando niñas para violarlas y matarlas, hasta que finalmente es apresado.

Esta cinta es la más antigua de todo el top, además de ser generalmente encasillada en el género de film policiaco, pero cala acá porque que dejó muy en claro que este tipo de casos podía ser muy rentable para el cine. Por si fuera poco, al momento de ser estrenada aún no se le dictaba la sentencia al hombre que inspiró a que el filme fuera creado, así que ahí va la historia.



Peter Lorre, interpretando al asesino


Peter Kürten nació el 26 de mayo de 1883 en Mulheim, Alemania, siendo el tercero de trece hermanos, su familia fue extremadamente pobre e inestable. Kürten con frecuencia observaba como su padre, quien era un alcohólico de primera, maltrataba a su familia, golpeando a su madre y violando cada vez que podía a sus hermanas menores. Esto caló notoriamente en la psicología de Peter, quien fue gestando dentro de sí a un sádico y frío asesino. A los ocho años de edad, abandonó su casa y comenzó a delinquir, cometiendo delitos menores de hurto y robos sin mayores consecuencias, sin embargo, a la temprana edad de nueve años, mató por primera vez, pues asesinó, no a uno, sino a dos amigos en el río Rin.

Pocos años más tarde comenzó su carrera como depredador sexual, violando todo lo que estuviera a su alcance, sus vejaciones iban desde perros y gatos, hasta que más adelante fijó el objetivo en niñas y adolescentes. El 1913 violó y estranguló a Khristine Klein, de alguna manera siempre lograba escapar por estos crímenes, pero irónicamente lo vivían deteniendo por hurtos y delitos menores. Duró varios años sin matar y en 1921 se casó con una mujer de respetable condición social, en 1925 vuelve a Düsseldorf, donde el monstruo resurgió de nuevo, pues mató a una niña de ocho años de edad, a la que violó, apuñaló trece veces con una tijera, bebió su sangre, y luego la quemó.



Escena del filme


En 1929, su frenesí delictivo sumió a la ciudad en la locura, mató y violó a dos hermanas de cinco y catorce años, meses más tarde, mató a martillazos a otra mujer. Además de que en una ocasión mató a otra niña de cinco años y envió una carta a un periódico local diciendo en donde podían encontrar el cadáver. Nadie quería salir de sus casas y todo el mundo tenía una paranoia colectiva. La policía desesperada, ofreció una cuantiosa recompensa provocando que todo el mundo fuera sospechoso. Finalmente en 1930 cometió el error que le costó su libertad, violó a una mujer, pero dándola por muerta luego de que este llegó al orgasmo, la dejó ahí tirada, la chica, al despertar fue a la policía y dio un retrato hablado del sádico criminal.

Tras verse acorralado, por la publicación de su rostro en las calles, Kürten, llegó a pedirle a su esposa que lo delatara para que esta se quedara con la recompensa, no lo hizo. Finalmente fue arrestado y tras un año de deliberaciones, se declaró inocente en primera instancia, pero los abogados buscaron de las mil y un maneras de demostrar que el hombre estaba perfectamente cuerdo.



Anuncio de la captura de Kürten

En su confesión Kürten se ganó su apodo de “El Vampiro de Düsseldorf”, pues confesó sentir un enorme placer al beber la sangre de sus victimas, así como el gusto por escuchar el sonido de esta cayendo en el suelo. Confesó también haber matado a un aproximado de 80 personas y de cometer aproximadamente la misma cantidad de violaciones, no obstante sólo lograron culparlo por 9 de sus homicidios. Finalmente Peter Kürten fue sentenciado a morir en la guillotina, fue ejecutado el 2 de julio de 1931 en la ciudad de Colonia, su cabeza fue diseccionada y momificada y actualmente se exhibe en museo Wisconsin Dells, en Estados Unidos.


Últimas palabras


Las últimas palabras de Kürten pasaron a la posteridad, pues evidenciaba claramente el tipo de persona que era y que podía seguir siendo de no haber sido ejecutado, sus palabras, fueron las siguientes:

"Dígame, cuando me hayan decapitado ¿podré oír siquiera un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello? Sería el mayor placer, para terminar todos mis placeres"





Número 2
It


El personaje que figura en el segundo puesto, fue serio contendiente para ganar el top, de hecho, tenía el primer lugar, pero dado que es un caso mucho más difundido y que algún día un artículo dedicado a él salga por acá, hacen que sea un poco injusto que se quede con el primer lugar, además de que el caso siguiente es un poco más extraño por donde se lo mire.

Muchos nos criamos viendo la antigua Versión de It, que salió en 1990, que logró que muchas personas desarrollasen una fuerte coulrofobia, o mejor dicho, fobia irracional hacia los payasos. Además que muchos también tuvimos la dicha de leer las más de mil quinientas paginas que contiene el libro, y ni hablar del remake que perturbó y traumó a tantas personas con las nuevas adaptaciones del payaso Pennywise en 2017 y 2019, pues en este se veía de manera grafica como ese monstruo con apariencia de payaso se comía a los niños de manera sangrienta. Y es que Stephen King es un maestro para traumar generaciones desde hace varias décadas con sus libros. Pero con lo que respecta a este payaso, que antagoniza el libro y esos filmes de terror sobrenatural, vale decir que este tuvo su inspiración en la vida real con un caso tan nefasto y  repugnante, así como traumático y triste.



Las dos versiones del payaso


¿Qué no se ha revelado y dicho sobre John Wayne Gacy? Un hombre que nació el 17 de marzo de 1942, dentro del matrimonio conformado entre John Stanley Gacy y Marion Elaine, el segundo de tres hermanos y el único varón, su infancia fue muy dura, pues su padre era un alcohólico y abusivo machista que se regodeaba golpeando a su familia e insultando a Gacy, con epítetos homofóbicos tales como “Marica”. Su padre siempre se ensañaba particularmente con él, y Gacy aún así luchaba siempre por tener su aprobación, la cual pocas veces pudo conseguir. A los nueve años de edad fue violado y a los 11 se golpeó la cabeza, formándose un coágulo en su cerebro que pasó desapercibido hasta que cumplió 16 años, época en la que comenzó a sufrir mareos y desmayos. En esa época su familia solía mudarse de sitio en sitio, por lo que le costaba mantener una estabilidad en cualquier sitio. A pesar de ello Gacy logró sacar la carrera de Gerencia Empresarial.



Jonh Wayne Gacy de niño
Imagen tomada de Internet

En 1964 su vida pareció dar un giro pues se mudo a Springfield, Illinois y de casó con Marilynn Myers, con quien tuvo una hija, sin embargo, el matrimonio no duró mucho, pues los rumores sobre la homosexualidad de Gacy eran muchos y tomaban fuerza cada vez.

En 1968 Gacy, fue acusado por primera vez de violación, por lo que fue sentenciado a diez años de cárcel, pero sólo pago 16 meses gracias a su buena conducta. Pronto volvió a casa de su madre y se casó de nuevo, se unió al partido Demócrata de Estados Unidos y comenzó a actuar como el payaso Pogo, era un miembro querido en la comunidad, pero nadie sospechaba que lo que este hombre realmente hacia era buscar victimas con su alter ego.




Gacy disfrazado como Pogo el payaso



En 1972 Gacy comenzó a matar jóvenes, su modus operandi, consistía en secuestrar hombres jóvenes o niños, atarlos en su sótano, violarlos, y finalmente matarlos, todo eso mientras el depravado estaba vestido de payaso. Actuó con impunidad hasta 1977, poco después de divorciarse de su segunda esposa, la cual también lo dejó por su homosexualidad. Gacy fue denunciado en 1978 por Jeffrey Rignall de 26 años, quien acusó al payado de haberlo dormido con cloroformo, encerrarlo en el sótano, violarlo y después dándolo por muerto, abandonándolo en un paraje lleno de nieve, increíblemente, el hombre se salvó, pero poco después Robert Piest, sería su última victima, el joven fue asesinado, pero Gacy no contaba que sus padres, sabían que su hijo les confesó que se vería con él, la policía llegó a su casa, y este no había podido deshacerse del cuerpo.



Jonh Wayne Gacy después de su arresto


John Wayne Gacy fue detenido y confesó haber cometido 33 asesinatos, cuando la policía inspeccionó la casa, descubrieron que el hombre enterró a 28 de sus victimas en el sótano de su casa, mientras que las otras victimas, confesó haberlas lanzado a un río. La crueldad de Gacy y su frialdad, así como el hecho de no arrepentirse en lo más mínimo, le ganó la reputación de ser una de los peores asesinos en serie de la historia. Fue sentenciado a varias cadenas perpetuas y a la pena de muerte, la cual finalmente se llevó a cabo en 1994. Incluso durante su ejecución por inyección letal, sus últimas palabras, reflejaban que no sentía el menor remordimiento por lo que hizo.

“¡Bésenme el culo, nunca sabrán donde están los demás!”




Número 1
Inmigrantes de Laos que padecieron el Síndrome de Muerte Súbita Inesperada


El caso que se queda con la cima del top, estuvo a punto de quedarse segundo, pero después de la última reevaluación, dejó muy en claro que merecía ganar el primer puesto. No sólo por su rareza y lo extraño de la misma, sino por entregarnos también al mayor espectro del cine, un hombre que aún hoy aterroriza a miles de personas y que literalmente de quitó el sueño a muchas personas, pues el trauma te atacaba justo ahí, a la hora de dormir.

En 1984, Wes Craven presentó al mundo a su obra maestra, al que fácilmente podría ser uno de los mayores espectros del cine, un ente capaz de matarte mientras duermes sin que puedas hacer nada por defenderte, además de mostrar una de las tonadas más enfermizas en su género de terror, además de resucitar la categoría del sub-género Slasher. Freddy Krueger. Todos le conocen a él, pero pocos conocen la historia detrás de su creación, de la cual el mismo Craven habló tiempo después, pues dijo que leyó un articulo en L.A Times sobre varios refugiados del sur de Asia había llegado a Estados Unidos en calidad de refugiados y morían en sus sueños, dijo que esos sucesos lo atraparon por aproximadamente un año, hasta que finalmente decidió escribir algo al respecto.



Wes Craven, creador de Freddy Krueger


El caso que particularmente interesó a Craven ocurrió con el hijo de un refugiado, que durante días enteros no conciliaba el sueño, alegando que algo o alguien lo perseguía, después de varios días de lucha para que este se durmiera, su familia lo engañó, mezclando su comida con potentes somníferos. Cuando el infortunado por fin se logró acostar, y su familia abandonó la habitación lo escucharon gritar aterradoramente, cuando todos ingresaron otra vez en la pieza, ya era muy tarde. El hijo del inmigrante laosiano había muerto, sin sufrir ataque al corazón o alguna otra herida. En el cuarto de este, encontraron café que aún estaba caliente y el muchacho tenía escondido en el armario, y muchas de las pastillas para dormir que fingió tomar, evitando que pasara lo que lastimosamente fue inevitable.

Tiempo después se supo que las victimas de las muertes, padecieron el llamado Síndrome de Muerte Súbita Inesperada. Esta peculiar anomalía consiste en la muerte repentina de personas aparentemente saludables mientras duermen. Fue reconocida en los años setenta, cuando varios refugiados de la etnia Hmong, provenientes de Laos, huyeron a Estados Unidos, esto después de que Vietnam les declaró la guerra y los terminó invadiendo. Los nativos de esas etnias comenzaron a sentir que algo los perseguía en los sueños y no podían dormir, además muchos cuando por fin lograban conciliar el sueño, amanecían muertos, lo curioso es que las muertes no eran producto de paros cardíacos, aunque las victimas aparecían con muestras de dolor en sus rostros. 

Durante años, no se supo casi de esta enfermedad que misteriosamente también atacó a un aproximado de 200 personas entre 1980 y 1990 en Tailandia, otro país que ha sido afectado por este síndrome ha sido Filipinas, donde le llaman Bangugot, y se lo atribuyen a una extraña entidad femenina malvada. Principalmente ha afectado a hombres que aparentan ser saludables y que rondan los treinta años de edad, en Filipinas aseguran que 43 de cada 100.000 habitantes la padecen.





Así que ahí lo tienen, el cine es algo mágico, una ventana a un mundo imaginario, especialmente si es del tipo de terror, tal vez ahora no veas esas películas del mismo modo, pues aunque lo que vemos en pantalla sea cruel, trágico e interesante, la vida real siempre logra hallar un modo de sorprendernos, superando a lo ficticio e inspirándola con más cosas tétricas que ocurren día a día.

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